LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMIN 1922

         Las de este año son unas fiestas de estreno. Pamplona veía finalmente hecho realidad uno de sus sueños con la construcción e inauguración de la nueva Plaza de Toros. Después de algo más de dieciséis meses de obras, el 7 de julio de 1922 pasaría a la historia con el estreno de un nuevo coso taurino; y por si esto no fuera suficiente, también el Ferial de Ganado estrenaba ubicación pues, descuartizados completamente los terrenos de la Media Luna a causa de las obras del nuevo Ensanche, la feria se trasladó a los terrenos situados en la prolongación del antiguo hipódromo, a continuación del campo de deportes.
         Pero volvamos a la nueva plaza. Se estrenó en la mañana del 7 de julio recibiendo el encierro de los toros de los Herederos de don Vicente Martínez. Y no pudo ser más espectacular; a la entrada a la plaza se produjo un montón que, aunque no tuvo consecuencias graves, sí que causó numerosos contusionados. De todos ellos, quien peor parte se llevó fue Angel González, músico de La Pamplonesa, con una clavícula rota.
         La corrida inaugural contó con la presencia de los diestros Saleri, La Rosa y Marcial Lalanda. Presidía la corrida el Alcalde, señor Mata. A las cuatro y media de la tarde, después del paseíllo, fue Saleri quien tuvo el honor de estrenar el ruedo recibiendo al primero de la tarde. La crónica de aquella primera faena es así de expresiva: (...) Regularmente banderilleado el bicho por los subalternos del veterano romanonista, empuña éste los trastos, haciendo una faena nada más que decentita, sobresaliendo algún pase natural bien administrado. Saleri alarga una pinchadura y una estocada de efecto fulminante entrando con bastante decisión. (Ovación). La corrida, en su conjunto, a juicio de todos los críticos, fue aburridísima.
         Para las corridas posteriores Nacional II sustituyó a Sanchez Mejías después de comunicar éste a la Junta Municipal de Beneficiencia su imposibilidad de acudir. La plantilla de matadores para este año estuvo finalmente compuesta por Saleri, La Rosa, Lalanda, Nacional II  y Maera; lidiándose reses de las ganaderías de los Herederos de don Vicente Martínez, don Cándido Díaz, Villar Hmnos., don Eduardo Miura y del Conde de Santa Coloma.

         Fue precisamente un santacoloma quien este año protagonizó un curioso incidente, afortunadamente sin consecuencias graves. Sucedió en la noche del 10 de julio durante el encierrillo (no se había inventado esta palabra todavía), cuando uno de los toros tomó la decisión de saltar a la orilla del río y huir. En la ciudad se produjo inmediatamente gran alarma, en todas las entradas a la capital se tomaron las debidas precauciones para evitar que el morlaco penetrase en el interior de la misma. A las doce de la noche fue localizado el toro en una de las fincas del barrio de la Magdalena; y de madrugada fue conducido por los mansos y los pastores hasta la Plaza de Toros. Al día siguiente sólo corrieron en el encierro cinco toros.

         Dejando a un lado el aspecto taurino, es obligado señalar la nueva ofensiva de la alcaldía contra el ¡riau riau!, traducida en un nuevo bando que ya en su primer artículo establecía la prohibición de corear la música durante las vísperas, ni estacionarse en el trayecto, dificultando la circulación de la comitiva. Curioso era también el artículo 5º que prohibía en absoluto circular abrazados por las calles y paseos.
         En su afán por suprimir el canto del ¡riau riau! el Alcalde, en el momento de iniciarse las vísperas, llegó a prohibir a La Pamplonesa que interpretasen el Vals de Astrain; decisión ésta que afortunadamente supo rectificar a tiempo, provocando el delirio popular y los unánimes aplausos cuando la banda interpretó las primeras notas.

         Aunque las ferias duraban hasta el día 18, las fiestas finalizaban a las doce de la noche del 11 de julio. Después de la corrida de esa tarde los mozos recorrían la ciudad cantando, con tono triste, el estribillo de todos los años, que decía así:

Pobre San Fermín,
pobre San Fermín;
hoy a medianoche
será tu fin.
        


PINCELADAS

Alcalde.- D. Tomás Mata

Horario.- Encierro: 6 de la mañana.  Corrida de toros: 4’30 de la tarde.

Donativo de León Salvador.- El popular charlatán y vendedor, sin conocer todavía cómo le iba a ir la feria, sorprendió a todos entregando un donativo de 200 pesetas al Alcalde para que el día de San Fermín se obsequiase con una comida extraordinaria a todos los asilados de la Casa de Misericordia. Así se hizo.

La canción del año.- “Premín de Iruña” (pseudónimo de Ignacio Baleztena) publicó el día 6 de julio en su sección Preminerías de “El Pensamiento Navarro” una letrilla dedicada con nostalgia a sus amigos del sol. Empezaba así:

Levántate pamplonica,
levántate dando un brinco,
porque han dado ya las cinco
y el encierro es a las seis.
Y el que no espera los toros
en la calle de Estafeta,
se le manda a la “peineta”
por ser un mal pamplonés.
(...)

         En aquél momento no sospechaba el señor Baleztena que esa, precisamente, iba a ser la canción de esas fiestas, popularizada por los mozos que la coreaban sin cesar. Muchos menos imaginaría él que en el siglo XXI continuaría siendo una de las canciones emblemáticas de las fiestas.

Programa comercial.- Se editó uno, al menos, a cargo de Juan Moreno Casado.

Calle San Fermín.- El 21 de junio el concejal Francisco López propuso en el pleno de ese día sustituir el nombre de Calle Mayor por el de Calle San Fermín. Pasó el asunto a la Comisión de Alcaldes, quienes finalmente denegaron la propuesta alegando que una de las calles del nuevo Ensanche llevaría ese nombre.

Almohadillas en la Plaza de Toros.- Con la inauguración de la plaza  se inauguró también un servicio de alquiler de “almohadillas armadas”. Se ruega mucho a las personas que utilicen éstas las dejen en el mismo asiento, sin lanzarlas al redondel, para que una vez terminada la corrida puedan recogerlas los asilados de este establecimiento, recomendó la Junta de la Casa de Misericordia.