LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMIN 1924

         Durante estas fiestas, y desde la perspectiva que ofrece el siglo XX visto en su globalidad, encontramos algunos aspectos que, de alguna manera, las convierten en históricas.
         En primer lugar nos encontramos con la modificación del horario tradicional de los encierros y de las corridas. Este nuevo horario ya se puso en práctica en los años 1918 y 1919, aunque en 1920 hubo rectificación en beneficio del horario tradicional. A partir de 1924 se vuelve a implantar la hora de las 7 de la mañana para el inicio del encierro y las 5’30 de la tarde para la de la corrida, aunque este cambió todavía habría de ser efímero.
         En segundo lugar, y por vez primera en el siglo, se celebran cinco corridas y la de prueba. Esto supone alargar un día la Fiestas (las Ferias siguieron igual), algo que para algunos resultó excesivo, no hay bolsillo que lo aguante.
         En tercer lugar hay que destacar que en la corrida del día 8 hubo, por vez primera en este siglo, la primera exhibición de rejoneo.
         Y en cuarto lugar, pero primero en importancia, el año 1924 pasa a la historia de los sanfermines, por registrarse, el 13 de julio (falleció el 14) la primera cogida mortal en el encierro. La víctima fue el joven sangüesino Esteban Domeño Laborra, de 22 años, que falleció a la una de la tarde del día 14 en el Hospital a causa de la cornada de un santacoloma.

         La cogida y muerte de Domeño fue un acontecimiento, de gran impacto social, que hizo tambalear el futuro del encierro. Fueron muchos los que se cuestionaron, y en voz alta, hasta qué punto merecía mantener esta tradición si cada año estaba resultando más peligrosa a causa de la masificación que estaba padeciendo. En esos días, y siguientes, hubo quien pidió la supresión definitiva del encierro; otros, sin ser tan drásticos, sugirieron que los corredores se sacasen un carnet. La petición más generalizada, y más viable, era la de que no se publicasen, en ningún medio, fotos del encierro; dando esto a entender de que había muchos individuos que únicamente corrían para salir en la foto. El debate, 75 años después, sigue abierto.

         Esteban Domeño, primera víctima mortal del encierro, fue alcanzado en el tramo que une el final de Estafeta con la entrada al callejón. Los mozos pamploneses se volcaron en los actos fúnebres mostrando en todo momento su solidaridad con la familia, llegando a abrir una suscripción popular para costear los gastos de los funerales y la colocación de una cruz en la sepultura del infortunado.

         Al margen de todos estos aspectos, lo más destacable es el encierro del día 10, en el que después de llegar los toros a la plaza la autoridad hizo notar que faltaba uno; los encargados comprobaron que no había salido del corral, bien porque se quedó dormido –según defendían algunos- o bien porque le había podido la pereza –defendían otros-. Lo cierto es que autoridades, pastores y mozos, marcharon en alegre comitiva hasta el corral para celebrar el segundo encierro de la jornada con un único toro. No era la primera vez.

         Tampoco este año faltó el consabido bando de la alcaldía cargado de restricciones y prohibiciones. La única variación fundamental estaba en el primer capítulo, en la que el Alcalde cedía ante la imposición popular del ¡riau riau!, y en su lugar quedaron absolutamente prohibidos todos los cánticos que directa o indirectamente puedan ofender a la moral, a las buenas costumbres y al vecindario en general.

         “El Pensamiento Navarro”, a través de un inocente comentario, desvelaba la costumbre existente, como siempre, de que al acabar cada corrida las cuadrillas (este año fueron “La Cuatrena”, “La Olada” y “La Marea”) saltasen al ruedo para, desde el centro del redondel, entonar una jota, y seguidamente salir de la plaza todos juntos; de hecho desde las páginas del mencionado periódico se rogó al Alcalde que con motivo del desfile de mozos que se organizaba al finalizar la corrida, se tomasen medidas para controlar el tráfico de vehículos, advirtiendo del peligro que éstos suponían; al menos que los coches lleven todos la misma dirección en la Plaza del Castillo, puntualizaba el rotativo carlista.

         Torearon este año: Chicuelo, Maera, Fuentes Bejarano, Nacional I, Algabeño y Nacional II; con las ganaderías del Duque de Veragua, don Antonio Pérez, del Duque de Tovar, Concha y Sierra, Francisco Villar y los del Conde de Santa Coloma, de trágica memoria.



PINCELADAS


Alcalde.- D. Leandro Nagore

Horario.- Encierro: 7 de la mañana.  Corrida de toros: 5’30 de la tarde.

Barracas.- Fueron inauguradas el día de San Pedro, el mismo día que se tributaba en Pamplona el “Homenaje a la Vejez”. Este año habían cambiado de lugar. El consistorio las colocó junto a la Plaza de Toros, ocupando los actuales terrenos de la Avenida de Roncesvalles y los principios de Carlos III y de la calle Amaya. Hasta entonces se habían colocado en Padre Moret. El nuevo emplazamiento sorprendió y disgustó a más de uno: aquello resulta insuficiente e incómodo, ¿qué sucederá los días de corridas?, decía un periódico.
         Como anécdota diremos que únicamente se registraron en aquellas barracas dos pequeños accidentes de escasa importancia, uno en La Caseta de la Risa y el otro en la Pista diabólica.

Programa de fiestas.- Cuando el Ayuntamiento editaba el programa oficial, éste se ponía a la venta en la planta baja del edificio consistorial. Del de este año sabemos que para el 4 de julio se había vendido ya 8.000 ejemplares, y todavía faltaba la avalancha de forasteros.

¡Ojo con los precios!.- Con fecha 2 de julio el “Boletín Oficial de la Provincia” publicaba un llamamiento del Gobernador dirigido a los productores e industriales para que con motivo de las fiestas no hubiese un incremento exagerado de los precios. En esas mismas fiestas se estableció una orden para que todos los establecimientos de hostelería exhibiesen en un lugar bien visible de sus establecimientos las listas de precios.

“Curro” no era tan manso.- Curro era el nombre de uno de los mansos que durante las vaquillas salía al redondel a recoger a la actuante. Enseguida se hizo famoso por los sustos que daba y por los posibles disgustos que podía causar, hasta el extremo que desde los medios de comunicación se llamó la atención sobre su peligrosidad y sobre la necesidad de que se anunciase previamente su salida. La salida de los mansos cogía de sorpresa a los mozos, quienes no dudaron en solicitar al alcalde que diese la orden de que no se soltase ningún manso sin aviso al público, y mucho menos el famoso “Curro” que, por saber, sabe hasta el Estatuto, mientras se estuviesen capeando novillos en el redondel.

Osasuna.- El 6 de julio, después de las vísperas se celebró un Gran Partido de Foot Ball, en el campo de San Juan, y a beneficio de la Santa Casa de Misericordia, entre el Osasuna y el Real Unión, de Irún. El resultado: 0 – 0.
         El equipo local jugó con la siguiente alineación: Areta, Zozaya, Ilundain, Ochoa, Juanin, Lusarreta, Múgica, Urquizu, Miqueo, Gurucharri y San Pedro.

A vueltas con la reventa.- La ampliación de la Plaza de Toros, lejos de acabar con la práctica ilegal de la reventa de entradas, permitió que en torno a este importante ruedo se consolidase esta actividad. Este año, incluso, se habló de una misteriosa organización denominada Junta Empresa Sociedad, que bajo tan pomposo nombre ocultaba una sólida organización que había venido a los sanfermines con el objetivo de hacerse con el negocio de la reventa.


IMÁGENES DE LAS BARRACAS EN 1924




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