LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1944

         El programa de mano exhibía en su portada, bajo la efigie de San Fermín, la figura de dos damas navarras: una roncalesa y una pamplonesa; entre ambas aparecía el escudo laureado de Navarra, y el de Pamplona. Por si había alguna duda acerca del significado de este cartel la contraportada del programa ayudaba a despejar la incógnita mostrándonos los rostros del tenor roncalés, Julián Gayarre, y el del violinista pamplonés, Pablo Sarasate. Era este el particular homenaje que se rendía a estos dos insignes artistas navarros en el año del centenario de su nacimiento.

         Sin tratar de ignorar ninguno de los actos ni de los acontecimientos que vivieron las fiestas sanfermineras de este año, resulta obligado centrar la atención en el desarrollo de la accidentada programación taurina. La climatología y la fatalidad se confabularon para ofrecer a paisanos y forasteros una atípica feria.
         Para ello basta con fijarse en la corrida programada para el día 8: la lluvia obligó a suspenderla. ¿Qué hubiese pasado de no haber llovido?; es difícil de responder, porque, de la terna prevista, era necesario eliminar a Luis Gómez El Estudiante, pues no se había recuperado de la aparatosa cogida del día anterior (fue cogido al recibir al primer toro) y permanecía ingresado en la Clínica San Miguel (le dieron el alta una vez acabadas las fiestas). Pero no acaba así la cosa: otra de las figuras que tenía que participar era el admirado Manuel Rodríguez Manolete, pero... la fatalidad quiso que cuando viajaba hacia Pamplona, cerca de la localidad burgalesa de Buitragos reventó una de las ruedas del automóvil que él mismo conducía, cayendo el vehículo por un pequeño terraplén dando la vuelta de campana. Manolete no pisó Pamplona este año. En fin, dicho de otra manera: la lluvia del día 8 le vino a la Junta de la Casa de la Misericordia como anillo al dedo.
         Al día siguiente, como era de esperar, Manolete tuvo que ser sustituido. Y la Misericordia, generosa siempre en sus contratos, tuvo el acierto de traer para ese día a Domingo Ortega.
         ¡Qué va!, no acaba aquí la odisea taurina, y sino que se lo pregunten a Juan Belmonte (hijo), anunciado para la corrida del día 10. Cuando venía desde Barcelona hacia Pamplona, cerca de Manresa su coche tuvo un aparatoso accidente: el coche se partió en dos pedazos y él, afortunadamente, resultó ileso. Pero a Belmonte lo que le sobraba era interés por torear en Pamplona y reencontrarse con una afición que le admiraba. Es así como, a pesar de la distancia, desde el lugar del accidente se desplazó en motocicleta hasta Zaragoza, en donde le recogió una taxi que la Casa de Misericordia había puesto a su disposición. El día 10, a las seis y media de la tarde, Juan Belmonte estuvo presente, ¡como estaba previsto!.

         En cualquier caso, los triunfadores de aquella feria fueron Julián Marín, que salió a hombros el día 11, y Pepe Bienvenida, que tuvo la virtud y el arte de poner a la plaza en pie durante la corrida del día 10; esa tarde Bienvenida sufrió una importante cogida cuando lidiaba su primer toro dejándole totalmente incapacitado para seguir toreando. Sin embargo, sabiendo que en el chiquero le quedaba un toro terrorífico, y en contra de las recomendaciones del médico, tomó la determinación de salir a lidiarlo, poniendo todo su arte y su corazón en aquellas faenas. Fue realmente apoteósico. Las dos orejas que le dieron de trofeo por aquellos pases y estoques, a muchos les resultaron insuficientes.
         Fue destacable también la intervención del rejoneador jerezano Alvaro de Domecq, que lidió un novillo antes de iniciarse la corrida del día 7.

         Las ganaderías que participaron este año fueron las de José Escobar, Antonio Pérez, Atanasio Fernández y Carmen de Federico. Se da la curiosa circunstancia de que el ganadero don Antonio Pérez fue multado con 2.000 pesetas por insuficiencia en el peso de las reses lidiadas el día 11.


PINCELADAS

Alcalde.- D. Antonio Archanco

Horario.- Encierro: 8 de la mañana.  Corrida de toros: 6’30 de la tarde.

Chupinazo.- D. Joaquín Ilundain

Programa comercial.- Además del programa oficial se hizo, al menos, otro programa bajo el título “Guía de San Fermín”, editado por el Centro Comercial de Publicidad “Hermes”.

La captura del carterista.- En el Paseo de Valencia terminó anteayer una carrera movida que empezó en las afueras. Un punto muy ágil volaba, y tras él dos guardias rurales, un buen número de tratantes valencianos, y otro concurso de gentes que se amontonaban tras el consabido grito: ¡A ese! ¡A ese!. Y, claro, al fin “ese”, o mejor dicho, aquél pájaro cayó a pesar de lo que volaba. Era uno de tantos turistas que vienen a la feria a ver si hay buen “ganao” y buenas carteras. Y se le vino una a las manos que la quiso ganar por pies. Pero no pudo ser  porque también los demás corrían. (“El Pensamiento Navarro”, 9 de julio).

Las peñas.- Las principales protagonistas de este año –que no las únicas- fueron el Muthiko Alaiak, Oberena, Iruña’ko y La Jarana.
         El Oberena tenía su sede en el nº 3 de la calle San Antón.
         El Muthiko Alaiak lució una pancarta pintada por José María González de Echávarri (dibujante de “El Pensamiento Navarro”). La anécdota la puso esta peña el día 8 cuando, después de suspenderse la corrida los muthikos desfilaron con su música hasta situarse delante del Hotel La Perla, en donde reclamaron con sus cánticos la presencia de los diestros que allí se hospedaban. Pepe Bienvenida y su hermano saludaron desde el balcón recibiendo por ello una gran ovación.

Visitantes importantes.- D. José Luis Arrese (Ministro Secretario del Movimiento), Teniente General don José Solchaga, y don Francisco Rodríguez Martínez (Director General de Seguridad).