LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1908


         El ciclo festivo de San Fermín comenzaba siempre el 6 de julio con la celebración de las  vísperas y finalizaba el día 14 con la octava. Sin embargo el programa festivo preparado por el Ayuntamiento de la ciudad únicamente comprendía, hasta este año, las jornadas del 6 al 11 de julio, a pesar de que el Ferial de Ganado, las barracas, el teatro o el Juego Nuevo de Pelota se mantenían, al menos, hasta el día 14. La novedad de las fiestas de 1908 estuvo en que el 12 de julio también tuvo su programación festiva; y por si la novedad no fuese suficiente, en la jornada del 12 se celebró, oportunamente, el Día de Sarasate.

         Don Pablo, el gran protagonista de este año, llegó a la ciudad en la noche del 1 de julio, sin bien, ya desde el mediodía, se celebraba su llegada con cohetes y gaiteros. La recepción fue multitudinaria. Como ya era costumbre vino acompañado de la pianista Berta Marx y del marido de ésta Otto Goldschmit.
         El Orfeón Pamplones, con el fin de dar más realce a estas fiestas en su honor, editó una revista titulada Sarasate, que salió a la venta el 4 de julio después de que una comisión obsequiase al violinista con varios ejemplares.
         Pero el día importante era el 12. Era éste el día que la ciudad había elegido para homenajear a su Hijo Predilecto. La noche anterior don Pablo fue obsequiado por la rondalla aragonesa Pignatelli con una serenata bajo los balcones de La Perla; entre las muchas cosas que le contaron se pudo oír esta jota: “La Rondalla Pignatelli / imos venido a rondar / a Sarasate y a Berta / y a Pamplona en general”, o aquella otra que decía: “Igual que a la Pilarica / i pedido a San Fermín, / viva siempre Sarasate / porque es el rey del violín”.
         El momento solemne vino en la mañana del 12, durante el concierto matinal. Tras la brillante intervención de Sarasate -¿quién iba a sospechar que ésta habría de ser la última?- se procedió, por parte del Ayuntamiento, a la entrega y colocación a don Pablo de las insignias de la Orden Civil de Caballero de la Gran Cruz de Alfonso XII. Seguido a este emotivo momento, y situado Sarasate en el palco de honor del consistorio, el Orfeón Pamplones –bajo la dirección del maestro Ricardo Villa- interpretó el Himno a Sarasate.
         Aquella tarde el insigne violinista ocupó la presidencia en el coso pamplonés.
         A la una y veinte de la tarde del día 14 Sarasate abandonaba Pamplona, en dirección a Biarritz. El alcalde, como si intuyese algo, instantes antes de partir el tren, obsequió simbólicamente a don Pablo con una medalla de concejal pamplones.
         Dos meses después fallecía Sarasate en su casa de Biarritz.



PINCELADAS

Alcalde.- D. Daniel Irujo.

Horario.- Encierro: 6 de la mañana. Corrida de toros: 4’30 de la tarde.

Doble encierro.- El 9 de julio hubo dos encierros. La razón no fue otra que en el momento de iniciarse la carrera hubo tres toros que se quedaron en el corral, mientras que los otros tres hicieron el trayecto tal y como estaba programado. Una vez encerrados los que llegaron a la plaza, de la ganadería de Guadalest, se procedió a dar suelta a los otros tres. Los moruchos, lo mismo los primeros que los últimos, barrían bien las calles de gente, decía “Diario de Navarra” el día 10.

Susto en la Estafeta.- Y no fue precisamente en el transcurso del encierro; aunque tuvo gran similitud. Todo comenzó a la hora de la corrida, por la tarde, cuando una vaca escapó del recinto ferial en alocada carrera. El animal, ya mucho más calmado, llegó hasta la calle Estafeta, en la que no tuvo reparo en embestir a varias señoras. Los agentes municipales abatieron a la vaca de un certero disparo.

“Tío Javier”, el chunchunero.- Después de setenta años acompañando a los gigantes en las fiestas de San Fermín, y apartado de esta labor a causa de serios problemas de salud, el chunchunero Javier Echeverría, conocido popularmente como el tío Javier, acudió este año desde su pueblo, Linzoain (valle de Erro), a Pamplona, invitado por el Ayuntamiento de esta ciudad como señal de reconocimiento y agradecimiento hacia su labor.

1908.- El tobogán en el recinto ferial


Tobogán.- Visto el éxito del año anterior, esta atracción de la feria repitió su visita a Pamplona. Según anunciaba la empresa las señoritas podrán disponer de unas capas con objeto de poder lanzarse por la espiral sin detrimiento para los vestidos. La misma empresa explicaba al gran público que el  tobogán es un sport que se funda en la ley de la gravedad.

Despacho de billetes.- Se instala en la Plaza del Castillo, por vez primera, una caseta para el despacho de billetes de las corridas. La caseta es de nueva construcción, puntualizaba un periódico local. Hasta ese día los billetes se adquirían en la planta baja de la Casa Consistorial.

La puerta de San Lorenzo.- Después del escándalo organizado el año pasado por haber sido tapiada la puerta de San Lorenzo (la de su fachada a la calle Mayor), el párroco de esta iglesia, don Marcelo Celayeta, mandó hacer una puerta de acceso al templo desde la calle San Francisco, cuyas obras finalizaron poco antes de empezar las fiestas.